11 de noviembre: Oración de san Efrén de Siria


Oración a la Santísima Madre de Dios
Santísima Señora, Madre de Dios, Vos que sois la más pura de alma y cuerpo,
que vivís más allá de toda pureza, de toda castidad, de toda virginidad;
la única morada de toda la gracia del Espíritu Santo;
que sobrepasáis incomparablemente a las potencias espirituales
en pureza, en santidad de alma y de cuerpo,
vedme culpable, impuro, manchado en mi alma y cuerpo
por los vicios de mi vida impura y llena de pecado:
purificad mi espíritu de sus pasiones;
santificad y encaminad mis pensamientos errantes y ciegos;
regulad y dirigid mis sentidos;
libradme de la detestable e infame tiranía
de las inclinaciones y pasiones impuras;
anulad en mí el imperio del pecado,
dad la sabiduría y el discernimiento
a mi espíritu en tinieblas, miserable,
para que me corrija de mis faltas y de mis caídas,
y así, libre de las tinieblas del pecado,
sea hallado digno de glorificaros;
de cantaros libremente,
verdadera Madre de la verdadera luz, Cristo Dios nuestro;
pues sólo con El y por El sois bendita y glorificada
por toda Criatura, invisible y visible,
ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

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